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¿POR QUÉ LEER A MANUEL VASQUEZ MONTALBÁN?

person Publicado por: Truman Libreros list En: Blog-Truman En: comment Comentario: 0 favorite Golpear: 200

En una de mis escenas favoritas del clásico del cine “The Avengers”, Capitan América en un tono, por decir lo menos, desafiante, increpa a Tony Stark y le dice: “me gustaría saber qué eres sin tu traje”. Tony Stark contesta: “playboy, millonario, filántropo, genio”.
¿Qué tiene que ver Tony Stark con Manuel Vásquez Montalbán? Probablemente nada, pero me gustan los comics y consideré necesario hacer esta referencia, aun cuando, pensándolo mejor, a Manuel Vásquez Montalbán también se le asocia con su más popular creación: Pepe Carvalho, detective sibarita, alter ego del autor. Pero, ¿qué es Manuel Vásquez Montalbán sin Pepe Carvalho?.
El autor se definió a si mismo como “periodista, novelista, poeta, ensayista, antólogo, prologuista, humorista, crítico, gastrónomo, culé y prolífico en general”. Claramente, cualquiera que tenga una opinión tan amplia y contundente de si mismo merece ser leído. Además, hay una plaza con su nombre en Barcelona; esto es razón más que suficiente.
Ocurre con algunos escritores que incluso sus vidas han sido construidas por el destino como verdaderas novelas. Me imagino viajando en un De Lorean a 88 millas por hora hacia un pasado no tan remoto a entrevistar al autor. “Soy hijo único de una modista y un militante del Partido Socialista Unificado de Cataluña; estudié Filosofía y Letras, también Periodismo; fui condenado por un consejo de guerra en 1962 a tres años de prisión por mis actividades antifranquistas; aproveché bien ese tiempo para escribir mi primer libro; trabajé en algunas revistas; creé al detective más famoso en lengua hispana; gané el Premio Nacional de las Letras Españolas en 1995; y probablemente moriré en algún aeropuerto exótico, tal vez Bangkok, de un paro cardíaco. Qué más quieres saber”. OK.
Vásquez Montalbán es el ejemplo clásico del escritor multifacético y prolífico que no ha dejado de lado el control de calidad en sus obras. Personalmente, me inicié en sus lecturas a través de su novela corta, cuando no cortísima: Cuarteto. Y fue su exiguo tamaño, menos de cien páginas, el que me motivó, en tiempos de modorra literaria, a sentir que estaba cumpliendo con mis deberes autoimpuestos de lectura a un bajo costo de tiempo. Esta “novelita” resultó ser un desalentador mensaje para todos aquellos que en algún momento pensamos que podríamos haber sido escritores; pues al terminar la novela reparamos automáticamente en nuestra incapacidad e insignificancia. Salvo el Bartleby de Melville o La Metamorfosisde Kafka, rara vez me había topado con un autor que pudiera decir tanto en menos de cien páginas. Leí por ahí comentarios que califican a Cuarteto como una novela “lúcida”, “madura” y “valiente”. Francamente no entiendo como una novela puede poseer atributos humanos, por lo que rechazo totalmente dichos adjetivos. Prefiero remitirme a sus múltiples referencias culturales y al genial dibujo de los personajes para elogiarla (recuerden; todo en menos de cien páginas). Su narrador irónico y distante resulta una linda rareza, incluso en estos días en que casi todo es ironía y distancia. Ah, se me olvidaba; además es una novela negra con un final inesperado.
Como ensayista y poeta, Vásquez Montalbán no dejó de incluir el sentido lúdico y la ironía que caracterizaron al resto de su obra, pero siempre con un fuerte componente testimonial y crítico. En Memoria y Deseo / Poesía 1967 - 1987 se reúne toda su obra poética anterior a esta fecha, ya que la obra posterior aún no existía.
Como ensayista escribió sobre periodismo, política, sociología, deporte, historia, cocina, biografías, literatura o música; y su primer ensayo, Informe sobre la Información (1963), sigue siendo considerado por muchos como uno de los mejores estudios sobre el periodismo publicados en España.
En el ámbito periodístico, merecen especial mención dos libros recopilatorios de sus mejores reportajes: Mis almuerzos con gente inquietante (ya el título es extraordinario), de 1984, en el cual se encuentran comprendidas una serie de viñetas y perfiles en los que Vázquez Montalbán relata sus citas y conversaciones con diversos personajes del mundo político, del espectáculo y cultural. También merece la pena el volumen de textos periodísticos Un polaco en la corte del rey Juan Carlos (1996), en los cuales el autor se entrevistó en Madrid con una serie de personajes públicos en busca de una respuesta a la pregunta "¿Quién manda en España?". Sin duda la pregunta permanece aún sin respuesta.
Pero lo nuestro es la narrativa; y en este plano destaca especialmente el libro Tres novelas ejemplares (1983), volumen en el cual se reúnen, obviamente, tres novelas. Recordando a Dardé, primera novela del autor, en la cual se anuncia ya, en cierto modo, la intención luego manifiesta de romper con algunas reglas establecidas, integrando en sus formas narrativas elementos ajenos al género (en aquel entonces), como fragmentos poéticos y repasos escénicos, acotaciones, y otros recursos; Happy End, donde el protagonista parece desdoblarse entre un «yo» narrador e indefinido y un Humphrey Bogart no totalmente asumido o, tal vez, asumido sin excesivo convencimiento, en busca de una mujer llamada Lola; y La vida privada del doctor Betriu, novela de campus –transcurre en la Universidad Autónoma de Barcelona-, inspirada en El doctor Jekyll y Mister Hyde de R.L. Stevenson.
La novela Galindez (1990); que mezcla reportaje y ficción en la narración de la desaparición y ulterior asesinato del abogado, combatiente vasco en la Guerra Civil y representante del PNV en Estados Unidos, Jesús Galíndez, a manos de la dictadura dominicana del general Leonidas Trujillo; es sin duda alguna un hito importante en la obra del autor; sin embargo mis favoritas son las novelas El pianista (1985) y El estrangulador (1994).
En la primera, construida en tres capítulos y a lo largo de tres momentos y lugares históricos distintos (la Barcelona de los ‘80 y los ‘40, y el París del ‘36), el autor relata la historia de un prometedor pianista, Albert Rosell, cuya carrera fue truncada por la Guerra Civil y al que no le queda más que animar las noches en una boite. En la segunda novela, un loco recluido en un manicomio penitenciario grita sus berrinches contra el mundo y recuerda, supuestamente, su propia historia: la peripecia personal del estrangulador de Boston, en un relato repleto de pistas falsas o auténticas que hacen dudar al lector de que nuestro demente narrador sea efectivamente el estrangulador de Boston.
Aquellos que han leído de Manuel Vásquez Montalbán y que han logrado llegar a este punto de la crónica sin caer fulminados por el aburrimiento, sin duda se preguntarán cuándo hablaré de su personaje más famoso, Pepe Carvalho. La respuesta es esta: a continuación. En primer término, la siguiente declaración: Montalbán creó, con su detective Pepe Carvalho, una de las series de novela negra más exitosas y prolíficas de la literatura española y latinoamericana. Esta serie fue un vehículo expresivo del autor para legar una crónica sociopolítica, histórica y cultural de los últimos 40 años. ¿Afirmación exagerada? De ningún modo.
Lo que no es una exageración es afirmar que Pepe Carvalho es el detective sibarita más famoso de la literatura hispano - americana. El personaje vio la luz en la novela Yo maté a Kennedy (1972), la cual fue a parar a los montones de libros de saldo de “El Corte Inglés”. De ahí en adelante el detective protagonizó alrededor de 20 novelas, evidentemente detectivescas, pero también políticas o politizadas. Así, cada novela de la “Serie Carvalho” está claramente ambientada en el contexto histórico en el que fue escrita. Por ejemplo, en Asesinato en el Comité Central (1981), se consuma el asesinato de un dirigente comunista en plena crisis del eurocomunismo, mientras que en 1993 será la Barcelona olímpica la que centre las aventuras del detective en Sabotaje olímpico. En El Laberinto griego (1991), una bella extranjera acude a Carvalho para que encuentre al hombre de su vida; en El Balneario (1986), Carvalho ni viaja ni come, como en el resto de sus novelas, y tiene que ingeniárselas para poder quemar un libro a hurtadillas; Quinteto en Buenos Aires (1997), un tío sudaca de Carvalho le encarga que vaya a Buenos Aires a buscar a un primo que ha querido desaparecer después de haberse salvado en los tiempos de la dictadura militar.
En todas las novelas de la “Serie Carvalho” hay alguna referencia gastronómica, con recetas inolvidables como la fideuá a base de fideos de arroz que prepara en Los pájaros de Bangkok (1983).
A diferencia de Arthur Conan Doyle, el cual terminó renegando de tal forma de su creación, el celebre Sherlock Holmes, al punto que dispuso su desaparición a manos de su Némesis, el Profesor Moriarty; Vásquez Montalbán asumió de tal forma la simbiosis con sus personajes que los consideró siempre vinculados indisolublemente a su voluntad creativa. En sus propias palabras: “Puesto que estamos hablando de literatura, todo escritor sabe que el verdadero asesino de su novela es él mismo. El escritor es la chica del bar y el amante de la chica del bar, el gánster y el policía, el homosexual y el fascista, el marxista y el heterosexual, la víctima y el asesino”.

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